Los sensores del cuerpo en la boca, los ojos, el oído interno, las articulaciones, los músculos y los pies nos permiten adaptarnos a todas las situaciones.
Si los sensores no transmiten la información correctamente, la postura es incorrecta, causando dolor y disfunción.

Una mala postura, conduce a contracciones musculares dolorosas, y cuando se repiten, se convierten en deformidades. Una mala posición de los pies, por ejemplo, causa un desequilibrio.
¡Una consulta posturológica puede resolver el problema!